Page 89 - La voluntad de la tierra
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Mikeas Sánchez 89
Entonces sólo les queda la barca
de sus corazones a la deriva
la piedra del naufragio
donde cada uno es un pájaro que gime
Pero ellos tienen un Dios
que guardan bajo su sombra
con la fe de un niño
y la esperanza de un suicida
Por eso aún bajo la lluvia
todos cantan su mala suerte
y a ninguno le importa esta ciudad
que no sabe pronunciar sus nombres
Porque ellos tienen un Dios que huele a acacias
que sabe a éter y soledad
Y también tienen una manta blanca
que se abre y cierra fácilmente
una venta improvisada de baratijas
para sostener el hambre
una manta que se dobla y amarra
para poder correr lejos
muy lejos de los mossos d’esquadra
de la xenofobia
y de la ceguera de Dios.